El pasado domingo se llevó a cabo una histórica elección en la ciudad de Villa Allende, que dejó en evidencia la creciente desconfianza de la población hacia la dirigencia política, no solo local, con un porcentaje de votantes casi igual en lo sucedido en la elección provincial.
Con un total de 12 candidatos varones en la contienda, algunos vinculados a un mismo sello político, pero con “fuerzas” distintas, los resultados reflejaron un claro llamado de atención para los partidos y dirigentes.
La jornada electoral atrajo la atención de los ciudadanos, pero solo, 19,500 personas ejercieron su derecho a voto, un número sorprendentemente bajo para una ciudad que alberga casi 50 mil personas, entre votantes con domicilio en Villa Allende y aquellos provenientes de otras localidades pero con clara injerencia en la ciudad y sus problemáticas.
Esta escasa participación electoral habla del descontento y la desilusión que prevalecen entre los votantes, quienes se han mostrado cada vez más enojados con las acciones y propuestas de los políticos. La falta de credibilidad ha sido el factor determinante para que muchos opten por no ejercer su derecho a votar.
Las internas partidarias, que en algún momento pudieron haber sido vistas como una muestra de diversidad y pluralidad política, ahora parecen haber generado un efecto contrario.
La proliferación de candidatos, incluso aquellos con alianzas políticas en común, ha llevado a la fragmentación del electorado y ha debilitado la confianza en los partidos y sus representantes.
Además, es importante considerar el contexto nacional en el que se desarrolla esta elección.
El aumento del costo de vida y la persistente inflación han afectado al electorado, generando una mayor insatisfacción y enojo en la población que espera soluciones concretas de sus dirigentes locales, provinciales y nacionales. Esto ha hecho que la gente se preocupe más por sus problemas cotidianos que por la “política” algo que indudablemente va de la mano de la gestión.
En este sentido, diversos actores de la sociedad civil han manifestado su preocupación ante la excesiva cantidad de candidatos para una ciudad del tamaño de Villa Allende.
Consideran que esta situación no favorece la gobernabilidad y podría dificultar la implementación de políticas públicas efectivas.
Esta histórica elección en Villa Allende debería ser una señal de alerta para la dirigencia política, quienes deben reflexionar sobre la necesidad de reconstruir la confianza con la ciudadanía y trabajar para generar propuestas que atiendan las demandas y necesidades reales de la población. Es fundamental que comprendan que la calidad de las propuestas y la transparencia en sus acciones serán clave para recuperar la confianza perdida en una ciudad que crece día a día.
La ciudadanía está enojada, desencantada y busca líderes que puedan representar sus intereses y trabajar en pos del bienestar común. Solo a través de un compromiso real con la ciudadanía y un trabajo conjunto podrán superarse los desafíos que enfrenta no solo Villa Allende en esta etapa crítica de su desarrollo político y social, sino todo el corredor de Sierras Chicas.
Concejo Deliberante, los puntales de la gestión y la voz del ciudadano.
El Pro local y “en gestión” logró con esta elección la presidencia del Concejo y cinco concejales de los 9 en total. María Teresa de Vélez (actual intendenta) será la presidenta, y los vocales:
Francisco Albarracín, María Alejandra Rodríguez, Mariano Villa, María Soledad Vázquez, María Eugenia Agostini. (Pro)
El resto del cuerpo estará comprendido por dos lugares para Hacemos Unidos por Villa Allende, Martín Gómez y Patricia Hamity y dos más por Elegí Villa Allende, Julio Loza y Marta Banegas.
Estos ediles deberán caminar más que nunca la ciudad, y pensar, junto con sus dirigentes, en las soluciones para los habitantes de nuestra ciudad.
